sábado, 17 de mayo de 2014

DEL LIBRO "CANCIÓN DE LOS DEVOTOS DEL SOL"

Celebración del Verano

 

FINALMENTE,

hoy el ámbito es una patria

de luz inabarcable.

Arde el verde,

chisporrotea la tierra,

chispas son las mariposas danzantes

sobre las pequeñas fogatas de las flores.

Y hasta el viento

es un caballo de fuego:

Su crin, enloquecida

ilumina los ramajes

y tamborilean las llamas de sus cascos

en el sonoro hervor iridiscente

de la cima clamorosa de los árboles.

Hoy, por fin, el vasto círculo del cielo

espejea como incendio inatajable

y desciende a rescatar

la grave pesantez terrestre.

Pájaros incendiados tejen

filigrana cromática de vuelos

y golpetean sus flautas con pasión:

Honran –los sutiles duendes de los aires–

a los clarísimos habitantes de la luz.

 

 

Memoria

 

...Y en todo sitio

–por la tierra, el cielo, el mar–,

en todo tiempo,

buscarás el amor que nunca encontrarás.

Hallarás espejismos de mil mieles.

Largos años en algunos de ellos gozarás.

Pero no será este tu amor.

Estás aquí –nunca lo olvides–

para recobrar tu eclipsada gestación remota,

no deleitosos rostros de su sombra.

 

 

Cactus

 

MI

sexo

como

el

de

un

perro

cuelga

hacia

la

tierra

mientras

mis

ojos

quieren

las

estrellas.

 

 

Canción De Los Devotos Del Sol

 

PADRE Sol,

eres tan esencial

que marcas los rumbos de los hombres.

Decimos Poniente

cuando tu pájaro de luz

apaga el vuelo

en el fecundo nido de la noche.

Y Levante

cuando tu huevo de oro

resplandece

en el vientre plenísimo del alba.

Nosotros, no poseemos más fulgor

que el que palpita presuroso en nuestros ojos

deslumbrados por tus juegos luminosos.

Nosotros, apenas si buscamos el sentido

entre el collar de mundos

en que ordenas y siembras tu destino.

Por eso

–Padre nuestro y Padre de las espigas y los átomos–,

así como donas ámbito

a los tenues cabellos de los cirros

y color al rápido movimiento de una ardilla,

prepáranos un tiempo

en donde nuestro vaso de ensueños ordinarios

se transmute

en Grial pleno de tus rayos.

 

 

Lenguaje Del Verde Perpetuo

 

"El verde es el estado de Gracia de la naturaleza."

Rudolf Steiner.

 

EL verde

es una enredadera,

un bambú

y una lagartija,

una laguna

en que se mira el cielo

y un sapo salmodiando a su sapa

en la fértil música del fondo.

El verde es un quetzal

ataviado de cacique

y es la danza de las gotas

en la charca de la lluvia

y la espiral de ese baile

que espejea el de los astros.

Y hay verde en la lejanía cósmica

y en el ojo del jaguar

en que imagina la jungla

los círculos de la altura.

Es verde

la espumante canción de los mares

y la letanía misteriosa de los pájaros nocturnos.

Verde es el prado

y la cordillera que refugia el enigma

y en cuerpo convexo abre su aroma

para el amor de los cielos.

El verde se ondula

en la flor del arco iris

cuando esta da su espalda al sol

para transfigurarse en collar de la doncella de lluvias.

Y verde es el esplendor que se eleva

desde el santuario de una gruta

tan perdidamente sosegada

que aún no la hemos vislumbrado.

Verdes son, aunque existen amarillos,

los colibríes verdaderos

y también los que palpitan

en las entrañas del sueño.

Y verde es el mar del aire

y el río terrestre

y la inicial amiba que circuló deslumbrada

en las primigenias aguas.

Verde es el latido que llega

desde el instante del brote

y que, anheloso de ser consorte de estrellas,

no cae sino una vez y otra

en el estruendo de guerras.

Pero el verde, no se arredra:

A pesar de nosotros,

y para nosotros, desquiciados de los siglos,

él es lozanía ubicua:

Acaso aún no lo sepa:

En arte de latidos y arboledas,

todo canta

que él –el verde–,

tan coherente siempre consigo mismo,

merecerá al fin lo que buscó:

Su redentor epitalamio de galaxias.