Celebración del Verano
FINALMENTE,
hoy el ámbito es una patria
de luz inabarcable.
Arde el verde,
chisporrotea la tierra,
chispas son las mariposas danzantes
sobre las pequeñas fogatas de las flores.
Y hasta el viento
es un caballo de fuego:
Su crin, enloquecida
ilumina los ramajes
y tamborilean las llamas de sus cascos
en el sonoro hervor iridiscente
de la cima clamorosa de los árboles.
Hoy, por fin, el vasto círculo del cielo
espejea como incendio inatajable
y desciende a rescatar
la grave pesantez terrestre.
Pájaros incendiados tejen
filigrana cromática de vuelos
y golpetean sus flautas con pasión:
Honran –los sutiles duendes de los aires–
a los clarísimos habitantes de la luz.
Memoria
...Y en todo sitio
–por la tierra, el cielo, el mar–,
en todo tiempo,
buscarás el amor que nunca encontrarás.
Hallarás espejismos de mil mieles.
Largos años en algunos de ellos gozarás.
Pero no será este tu amor.
Estás aquí –nunca lo olvides–
para recobrar tu eclipsada gestación remota,
no deleitosos rostros de su sombra.
Cactus
MI
sexo
como
el
de
un
perro
cuelga
hacia
la
tierra
mientras
mis
ojos
quieren
las
estrellas.
Canción De Los Devotos Del Sol
PADRE Sol,
eres tan esencial
que marcas los rumbos de los hombres.
Decimos Poniente
cuando tu pájaro de luz
apaga el vuelo
en el fecundo nido de la noche.
Y Levante
cuando tu huevo de oro
resplandece
en el vientre plenísimo del alba.
Nosotros, no poseemos más fulgor
que el que palpita presuroso en nuestros ojos
deslumbrados por tus juegos luminosos.
Nosotros, apenas si buscamos el sentido
entre el collar de mundos
en que ordenas y siembras tu destino.
Por eso
–Padre nuestro y Padre de las espigas y los átomos–,
así como donas ámbito
a los tenues cabellos de los cirros
y color al rápido movimiento de una ardilla,
prepáranos un tiempo
en donde nuestro vaso de ensueños ordinarios
se transmute
en Grial pleno de tus rayos.
Lenguaje Del Verde Perpetuo
"El verde es el estado de Gracia de la naturaleza."
Rudolf Steiner.
EL verde
es una enredadera,
un bambú
y una lagartija,
una laguna
en que se mira el cielo
y un sapo salmodiando a su sapa
en la fértil música del fondo.
El verde es un quetzal
ataviado de cacique
y es la danza de las gotas
en la charca de la lluvia
y la espiral de ese baile
que espejea el de los astros.
Y hay verde en la lejanía cósmica
y en el ojo del jaguar
en que imagina la jungla
los círculos de la altura.
Es verde
la espumante canción de los mares
y la letanía misteriosa de los pájaros nocturnos.
Verde es el prado
y la cordillera que refugia el enigma
y en cuerpo convexo abre su aroma
para el amor de los cielos.
El verde se ondula
en la flor del arco iris
cuando esta da su espalda al sol
para transfigurarse en collar de la doncella de lluvias.
Y verde es el esplendor que se eleva
desde el santuario de una gruta
tan perdidamente sosegada
que aún no la hemos vislumbrado.
Verdes son, aunque existen amarillos,
los colibríes verdaderos
y también los que palpitan
en las entrañas del sueño.
Y verde es el mar del aire
y el río terrestre
y la inicial amiba que circuló deslumbrada
en las primigenias aguas.
Verde es el latido que llega
desde el instante del brote
y que, anheloso de ser consorte de estrellas,
no cae sino una vez y otra
en el estruendo de guerras.
Pero el verde, no se arredra:
A pesar de nosotros,
y para nosotros, desquiciados de los siglos,
él es lozanía ubicua:
Acaso aún no lo sepa:
En arte de latidos y arboledas,
todo canta
que él –el verde–,
tan coherente siempre consigo mismo,
merecerá al fin lo que buscó:
Su redentor epitalamio de galaxias.