EL SENTIDO DE LA VIDA
Por Mario Albán Camacho.
Internet con sus e-mails es una importante herencia de la centuria que también inventó el satélite, el siglo en que también el dolor no tuvo límite: la veinteava centuria. Ahora, en el siglo XXI, se han desarrollado en el inmenso océano de Internet, las diversas redes sociales.
Tenemos pues una notable herramienta comunicativa, una gigantesca biblioteca virtual. Pero es virtual. No es la palpitante vida. La vida de bellos y difíciles días. La vida de rosas, hermosos atardeceres y selvas con ríos. La vida de deliciosos amores y terribles pérdidas. La vida de pájaros que cantan como si hubiera ángeles cerca. La vida que a veces conversa con la muerte.
En fin, redundemos en que el gigantesco árbol de Internet y su alambicado follaje tecnológico, es solo un hilo, importante sí, pero virtual, de la compleja tela de la vida. Y como tecnología que es no se debe convertir en el sentido de la vida. Démosle nosotros significado, no que Internet nos dé a nosotros el significado existencial.
A finales del siglo XIX un cacique piel roja, con su honda y natural sabiduría, con su sabiduría ágrafa, viendo que tendían cables en su amado oeste estadounidense, pregunto qué era eso. El ingeniero eléctrico a cargo de las obras le respondió que los cables darían luz para ver de noche.
A lo cual el piel roja, desde su caballo, le dijo: “¿Qué busca tanto el hombre blanco de noche, si ni siquiera puede ver de día?”
Parece que es necesario que aprendamos de ese maestro piel roja.
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